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“ si yo tuviera influencia sobre el hada madrina, aquella que se supone preside el nacimiento de todos los niños, le pediría que le concediera a cada niño de este mundo el don del sentido de asombro tan indestructible que le durara toda la vida, como un inagotable antídoto contra el aburrimiento y el desencanto de los años posteriores, la estéril preocupación de problemas artificiales, el distanciamiento de la fuente de nuestra fuerza.”

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Rachel Carson (1907-1964) fue una bióloga marina, escritora y uno de los miembros más reconocidos del movimiento conservacionista. Su nombre y su trabajo saltó a la esfera pública gracias a la publicación de Silent Spring (Primavera Silenciosa en España). Sin embargo, ya había demostrado con anterioridad que una narración bella no estaba en confrontación con la narración científica y menos aún cuando se trata de describir y divulgar diferentes aspectos de la naturaleza y el medioambiente. En el 2012 se tradujo por primera vez un pequeño escrito sobre la cuestión del asombro de la naturaleza en la infancia. Es una escritura más intima pero que deja entrever tu pasión y su visión sobre la vida y la propia naturaleza. También nos dice mucho de ella misma y nos acerca a su persona. De este modo, estas líneas se hacen eco de ese texto a la par que espera ofrecer algunas pinceladas de la vida y la obra que dejó en forma de legado.

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Rachel Carson se crío en Spingdale (Pensilvania) y desde muy joven tuvo que ayudar a mantener la economía familiar y cuidar a su madre. Paralelamente, la literatura y la escritura tuvieron para ella un papel tan destacado como la naturaleza; fácilmente se podría encontrar a una pequeña Carson explorando la granja familiar, leyendo los trabajos de Beatrix Potter o escribiendo sus propios relatos. Fruto de estas tres dimensiones, con el paso de los años, dedicó su carrera profesional, y prácticamente personal, a la investigación científica aunando un exquisito cuidado en la redacción y en el tratamiento poético de sus textos de divulgación/investigación científicas. Así se puede apreciar en uno de sus primeros trabajos publicados “El mar que nos rodea”. Sin embargo, su nombre y su labor saltó a la fama a partir del libro de Silent Spring. Este libro sitúo en el centro del debate el uso de pesticidas y químicos y su correlación con la destrucción de la naturaleza y la propia vida humana. Este libro no solo inspiró a los modernos movimientos medioambientales y conservacionistas, sino también forzó que desde el gobierno estadounidense se tomasen medidas legislativas en este sentido. Así, en 1969 se dispuso la ley Nacional de Protección Ambiental (NEPA) que fue a su vez base para la posterior Legislación Ambiental Norteamericana y posteriormente la Europea. Rachel Carson no pudo ver estas medidas en acción pues había fallecido en 1964 por un cáncer de mama, agotada además por el desgaste mediático que supuso el libro de la Primavera Silenciosa.

El librito que aquí nos ocupa tiene su origen en un artículo para la revista Woman´s Home Companion titulado “Help your child to wonder” (1954). El objetivo del artículo era precisamente ofrecer una breve guía para ayudar a los padres a transmitir o más bien alimentar el sentido de asombro en sus hijos. La bióloga, según Mª Ángeles Martín R-Ovelleiro quien hace una fantástica introducción al libro, quiso haber podido ampliar el libro, pero por desgracia e la polémica en torno a la Primavera Silenciosa y las consecuencias de su cáncer, dejaron inconclusa su labor.

El Sentido de Asombro es un hermoso librito en el que, como hemos dicho, Raquel describe algunas de sus ideas más intimas y casi mágicas- en el sentido de bellas y trascendentales- sobre la naturaleza, y especialmente de la capacidad de asombro de los niños. Es el resultado de las diferentes aventuras que vivieron ella y su sobrino Roger, del que cuidó desde que este se quedar huérfano, entre los bosques y en las playas de Maine.

Una de los principales tesis del libro es que los niños tienen una gran capacidad para el asombro, e incluso Rachel lo eleva al grado de sentido. Por tanto, el asombro, sería aquel sexto sentido con el que los niños nacen y solo unos pocos adultos son capaces de mantener con ellos a lo largo su vida. Convirtiéndonos exploradores de las palabras, aunque fuera por unos instantes, “asombro” en su acepción inglesa wonder tiene varios significados unidos que en castellano no tenemos. En inglés wonder estaría relacionado con nuestro asombro, una emoción difícil de describir pero fácil de sentir. Pero también en inglés es preguntarse. Hay una unión en ese asombro y en las preguntas que luego suscitaría el objeto de esa emoción. El asombro, en definitiva, es un poderoso sentimiento que invita a la maravilla, al descubrimiento y al conocimiento.

Pero, ¿ cuál es aquel objeto de emoción y asombro? Para Carson, y yo mismo ya que estoy de acuerdo, sería la naturaleza. La naturaleza es belleza, metáfora, calma, también es tempestad, aventura y la posibilidad de integración y vinculación en un mundo más amplio, viejo y rico. No solo contempla la naturaleza como algo hermoso que regale paisajes a la vista, sino también metáforas con las que enriquecer nuestro existencia, y un tipo de disfrute y apasionamiento que no se desgasta, y sobre todo una fuente de vitalidad. Carson aconseja a los padres alimentar los sentidos para poder adentrarse y asombrarse con la naturaleza ya que para ella es uno de los mayores tesoros imperecederos que los adultos pueden regalar a los niños.

Esta pequeña guía para padres tiene valiosos consejos que no solo sirven a los padres sino adultos y jóvenes. Carson consigue transmitir un amor y una cercanía enorme hacia aquello que ella tanto amó.

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Rachel estableció una pequeña guía también pedagógica de lo que podría ser parte de la educación de los pequeños. No de una manera implícita, pero si al menos explicita, ya que antes que el conocimiento, lo que se persigue con las incursiones a la naturaleza es fomentar una serie de emociones, unos valores de compasión y cuidado con otras criaturas vivas, para que luego, posteriormente, los mismos niños ya más mayores se interesen y vayan alimentando sus conocimientos al respecto. Por eso, y en lo que concierne a los padres y a los niños, no se necesita erudición para poder acercarnos a contemplar y escuchar la algarabía de los pájaros en las mañanas de primavera ni para atravesar un bosque en plena lluvia apreciando las delicadas gotas de lluvia atrapadas, como diamantes, en las agujas de los pinos y los exquisitos filamentos del musgo. No se necesita grandes conocimientos para respirar los vapores de la infusión que produce la lluvia y las cálidas temperaturas otoñales con la tierra y la madera. Ni tampoco se necesita una profusión de saberes para sentir la aventura que supone levantarse cuando las tinieblas pueblan el mundo para descubrir aquellas criaturas que festejan la noche o los que se despiertan con los primeros rayos del sol.

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Acadia National Park (Maine)

Todos los sentidos tienen cabida a la hora de adentrarse en la naturaleza , la vista, el olfato, el tacto, la escucha activa, y si alguno es muy aventurero incluso el gusto. Pero el principal, y el que abriga a los otros, es sin duda, para Carson, el del asombro.

Quizá lo que más me haya atraído es ese soplo poético que le infunde y consigue trasmitir a partir de la escritura, esa trascendencia que tiene la naturaleza y la sencillez con la que podemos acercarnos a ella. La lástima es que sea tan corto y que por desgracia no hubiera podido continuar con este proyecto que se tuvo entre manos. Por fortuna tenemos algunos hermosos libros de la autora en castellano, como El mar que nos rodea una historia natural del mar pero que sacude profundamente las emociones y el propio conocimiento de la vida que nos rodea. Del mismo modo, Maria Popova, de Brain Pickings, blog que desde aquí seguimos, ha dedicado algunos interesantes artículos sobre la autora, uno de ellos sobre su escritura y la soledad del trabajo creativo.

“ Yo estoy segura de que hay algo más profundo, algo que perdura y tiene significado. Aquellos que moran, tanto científicos como profanos, entre las bellezas y misterios de la tierra nunca están solos o hastiados de la vida. Cualquier que sean las contrariedades o preocupaciones de sus vidas, sus pensamientos pueden encontrar el camino que lleve a la alegría interior y un renovado entusiasmo por vivir (…) Hay una belleza tan simbólica como real en la migración de las a veces, en el flujo y reflujo de la marea, en los repliegues de la yema preparada para la primavera. Hay algo infinitivamente reparador en los reiterados estribillos de la naturaleza, la garantía de que el amanecer viene tras la noche, y la primavera tras el invierno”.

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Erich Hartmann, 1960, Magnum Photos©.

Ficha técnica

Autora: Rachel Carson

Título: El Sentido del Asombro

Editorial: Encuentro

Año: 2012.