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¿Qué? | Ramón Casas. La Modernidad Anhelada |
¿Dónde? | CaixaForum Madrid |
¿Cuándo? | 08.03.2017- 11.06.2017 |
¿Cuánto cuesta? | 4€
Gratuidad (ver condiciones) |
Los aniversarios están para ser celebrados. Eso debieron pensar el Museo Nacional d’Art de Catalunya y el Consorci Patrimoni de Sitges tras comprobar que en 2016 hacía 150 años del nacimiento del pintor catalán. Como no podía ser de otra forma, los números redondos significan y simbolizan acontecimientos y celebraciones importantes. La muestra de esto se manifiesta en la exposición que organiza CaixaForum bajo el título de Ramón Casas. La modernidad anhelada.
Nos encontramos ante una muestra que recoge las obras de un autor que cambió el significado de la modernidad que entraba en España. Siguiendo un orden cronológico, nos acerca la figura de un Casas viajero (al tener al menos cinco estancias en París), que buscó la vanguardia, y por tanto la modernidad, en el país vecino y que su mayor deseo era manifestar estos cambios pictóricos y de la comprensión del arte en su pintura. Esto se manifestó en su atracción por la bohemia, la vida en los cafés, la presencia de artistas en lugares de ocio, café-concerts, music-hall, etc. Se acercó, pues, a muchos de sus coetáneos, como el pintor Utrillo al realizar Baile en el Moulin de la Galette. Pero no solo eso, sino que a nuestro juicio Casas fue un moderno y así diversas de sus temas pictóricos así de sus experiencias como artista lo han venido a resaltar.
La modernidad que anhelaba
El hilo conductor de la exposición no solo se centra en Casas como introductor de corrientes pictóricas novedosas, sino también en esa modernidad de la que no se deja de hablar en los paneles informativos en la exposición y que era un anhelo y una esperanza en esa España que se debatía entre el siglo XIX y el XX.
Esto se puede observar pictóricamente en el viraje que sufrió el arista. Ramón mientras que en un principio realizaba retratos para cubrir gastos y poder ganarse la vida, el acercamiento a las corrientes parisinas le hace modificar su modo de hacer arte. Se acerca a lo popular manifestando no solo lo que veía, sino también los ambientes en los que se movía. Esto se aprecia en los carteles que realizó a lo largo de su carrera, muchos de ellos presentes en la exposición, que representaron al banco Hispano-Suizo o la marca Anís del Mono. Así, encontramos que los soportes de la pintura varían, esta fue una de las novedades introducidas, no era únicamente el óleo una de las formas de ganarse la vida, sino que los carteles sobre papel de obras de teatro o publicidad, representaron de forma gráfica, la modernidad anhelada en España y que él introdujo. Esta nueva forma de representar la realidad quedó continuada por personajes como Penagos o Renau al continuar con la tradición cartelística y de dibujo.
Por otro lado, si en París había asistido a los music-hall que comenzaban a propagarse y expandirse por los distritos de Montparnasse y, posteriormente, Montmartre, entendió que Barcelona también debía tener uno de estos. El proyecto se manifestó en abril de 1897 en Els quatre gats que se presentó como un café que era un “punto de encuentro intergeneracional” como se comenta en la exposición. Este café ha pasado a la historia por diferentes razones, no solo por la representación de Pere Romeu y Casas en bicicleta, invento que se comenzaba a comercializar de manera masiva a finales del siglo XIX en España y que se muestra en la exposición, sino también por la presencia de un jovencísimo Pablo Picasso allí. Els quatre gats significó un lugar para quedar y comentar los avances y retrocesos en las nuevas obras de arte concebidas, pero también el lugar donde exponer de manera individual las primeras obras como hizo Picasso en 1900.
Pero no únicamente Picasso pisó este local, muchos otros estuvieron dentro del círculo de confianza y sociabilidad de Ramón Casas o le reconocieron como el artista de relevancia que llegó a ser. Romero de Torres, presente en la exposición en un cartel de gran tamaño, reconoció que Casas representó la entrada de la bohemia y la modernidad como una de las vías a seguir. De esta forma, Romero de Torres apuntó que era el camino a seguir en el mundo de la pintura, las novedades traídas por su parte. Otro de los artistas que se dejó influenciar por Casas y viceversa fue Sorolla. La luz congelada y pintada del Mediterráneo es apreciada en uno de los cuadros presentes en la muestra, pero también en el influjo que fue dejando en Ramón. Por último y entre muchos otros, el artista Toulouse-Lautrec también consta en la exposición mediante cuadros y bocetos, pero no solamente en esta manifestación, sino que su forma de retratar los ambientes parisinos dejó un gran paso en nuestro protagonista, como apreciamos en sus múltiples obras sobre café-conciertos.
Lo moderno en esos años. El comienzo de la modernidad
Las manifestaciones artísticas y los cambios señalados con anterioridad nos mostraban parte de la modernidad traída desde fuera, pero también las consecuencias de su introducción se comenzaban a manifestar en España. De esta forma, los carteles nombrados con anterioridad no hacían más que patrocinar diferentes productos, acercárselos al consumidor (idea creada a lo largo del siglo XIX). La publicidad fue uno de los elementos clave para esto. Casas no solo participó mediante los carteles nombrados con anterioridad, sino que hubo formas mucho más curiosas de apreciarlo. A finales del siglo XIX, una de las formas de comprar prensa se basaba tanto en los periódicos como en la prensa gráfica. En muchas ocasiones, esta última forma incluía, como hace hoy en día, diferentes obsequios que se podían obtener mediante una suscripción u otras formas. Casas participó en este proceso de los regalos que ofrecía la prensa al realizar diferentes productos que servirían como presentes. Estos fueron variados como azulejos inspirados en las tradiciones catalanas, con el fin de que los lectores se sintieran identificados con las tradiciones, o barajas de cartas ilustradas que también podemos apreciar en la exposición.
Otra de las manifestaciones de la modernidad y su introducción en el arte y, en general, en España consistió en la fotografía. Desde su comienzo oficial en 1839, el proceso de abaratamiento con el transcurrir de los años hizo que se expandiera hacia las clases más bajas. A finales del siglo XIX, Casas se hacía con diferentes fotografías y cámaras fotográficas como podemos apreciar en sus cuadros. Sí, efectivamente, en sus cuadros. Los encuadres cortados de muchos de ellos, la presencia de una perspectiva diferente a los cánones anteriores o protagonistas que acaban en una esquina del cuadro suelen ser algunas de las manifestaciones de estos cambios y la introducción de la fotografía como soporte de inspiración para los pintores. Esta corriente se venía produciendo desde los impresionistas que partían sus pinturas desde estas fotografías y que Casas, no podía ser menos, continua y asienta esta metodología de trabajo en el ámbito del arte español.
Por último y al final de la exposición, apreciamos otras de las manifestaciones de la modernidad que se asentaba, poco a poco, en España. Los transportes y su revolución formaron parte de uno de los elementos fundamentales. Si antes ya habíamos tratado sobre la bicicleta y su abaratamiento y su llegada a clases con menor poder adquisitivo, Ramón, también sintió especial atracción por los automóviles. Estos últimos significaban el progreso tecnológico y así lo dejó constar en múltiples carteles y pinturas. Junto a esta modernidad y conduciendo parte de estos, constan mujeres en sus pinturas, dando importancia a la revolución que también estaba atravesando al sujeto femenino en la época.
Gentíos moderno
La modernidad se dejó sentir en diferentes objetos, pero, como no, también las personas comenzaron a manifestar comportamientos modernos que el pintor protagonista supo representar en su pintura. Una de estas manifestaciones es la multitud anónima presente en sus cuadros y bocetos. Esta multitud significó ideas bastante diferentes, pero una de ellas era la representación de una muchedumbre en contraposición al héroe virtuoso anterior, donde un solo individuo podía luchar contra las desigualdades. Entonces la muchedumbre es la que lucha contra la desigualdades, se coloca en el lugar del héroe para presentar el gentío de la multitud. Esto se manifestó en el cuadro Garrote vil (Garrot vil) y recogía parte de las manifestaciones, movilizaciones y concentraciones que se empezaban a dar entre gente afiliada a los sindicatos formados y asentados ya a finales del siglo XIX. Además, mediante este tipo de representaciones Casas también buscaba y manifestó una implicación moral más allá de la propia estética de las obras.
Otro de los sujetos que mejor representó fueron las mujeres. Entendidas muchas de sus representaciones como musas, como fue Julia Peraire, amante procedente de una clase baja y no aceptada, en un principio, por la familia de Casas, también fueron muchas de estas mujeres representadas no como musas sino como protagonistas de sus propias vidas. Por ejemplo, como hemos apuntado con anterioridad, destaca la mujer que coge el volante para conducir, como hará años posteriores Tamara Lempicka en uno de sus más famosos cuadros. Algunos de los obras donde las mujeres son las protagonistas siguen la tradición de esos años de cambio entre finales del XIX y principios del XX que sufrían el mal du siècle. Esto se puede traducir como el mal del siglo, es decir, los años cambiantes donde un nuevo siglo se avecinaba y no se sabía qué podía ocurrir, la incertidumbre sobrevolaba victoriosa y el temor el miedo estaban presentes en el día a día. De esta manera, las mujeres suelen aparece sensuales, con elementos de lujo, a la par que aparecen tumbadas en sillones al sufrir ese mal de siglo manifestado en la desesperación, no saber qué hacer y, sobre todo, sufriendo. No obstante, el pintor protagonista también destaca por su introducción al espacio privado de las mujeres, como también realizó Degas o Toulouse-Lautrec. Con esto hacemos referencia a su entrada en espacios donde los hombres no solían estar permitidos como podía ser la higiene íntima femenina, la hora del baño. Se presentaron estos autores nombrados como voyeurs cuyo fin era presentar lo que entendían por belleza femenina en situaciones que hasta entonces jamás se habían visto representadas al ser tan explícitas.
Conclusiones
Ramón Casas puede denominarse que fue una personificación de la modernidad al saber observar los cambios introducidos desde otras partes de Europa y que fueron cristalizando y asentándose, progresivamente, en España. Esto, como hemos visto, no solo estuvo presente en el arte, sino que la modernidad llegó a los sujetos protagonistas, es decir, la sociedad española, que cambió costumbres como pudo ser la introducción de los transportes o la publicidad y concepción de los individuos como sujetos consumidores a principios del s.XX.
Por otra parte, mediante estos cambios estilísticos de Ramón Casas forjó una entidad propia como pintor que se fue asentando desde sus primeros retratos, sus influencias de otros pintores y quedó manifiesta en su introducción en otros artes como pudo ser la cartelería. Si Casas se presenta como uno de estos artistas con personalidad propia, Picasso no se quedó atrás años más tarde, pudiendo haber observado esta situación de formación de una personalidad propia en nuestro protagonista.
La exposición nombrada se podrá ver en otras partes de España al estar girando desde 2016 como forma de recordar una modernidad que se asentó en España, esa que ahora continuamos viviendo y, en pocas ocasiones, somos conscientes.