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Egmont de Bries es el imitador de estrellas más popular de España, el más cotizado, el más querido por el público y el que más dinero ha ganado en sus tournées por el extranjero y la Península. En Nueva York su éxito es sólo comparable al que obtuvo Raquel Meller (p. 87, procedente del Heraldo de Madrid).
En la primavera de este año, apareció un libro de pequeño formato, que casi no se encuentra en las estanterías de las librerías, pero que es una de las pocas biografías sobre el artista Edmond de Bries en los últimos años. Hablo del libro Orgullo travestido. Edmond de Bries firmado por Juan Carlos Usó (El Desvelo Ediciones, 2017). El autor presentaba una obra seccionada en 15 apartados a lo que se le suma un completísimo y agradecido epílogo a modo de contexto. Además, y como viene siendo costumbre en algunas editoriales (como últimamente en Renacimiento) se complementa con imágenes de la época, reproducciones en blanco y negro de tarjetas postales, imágenes de revistas, periódicos, etc.
A lo largo de las páginas se va realizando una biografía desgranada de Edmond de Bries, conocido en España por dos profesiones, que combinaba en una sola en los escenarios, imitar a las estrellas vestido de mujer -lo que se suele denominar como transformista- y modisto. De esta forma, Usó desmiga la vida del artista atendiendo a la indumentaria, los diferentes espacios en que triunfó, especialmente en Castellón, o uno de los temas en que el autor es especialista: las drogas en la época.
Para emprender esta investigación, la prensa de la época, tanto revistas ilustradas, como periódicos ha sido la fuente principal. De esta forma, es fácil encontrar entrevistas transcritas a Edmond de Bries, fragmentos sobre su éxito haciendo las Américas, etc. Otro de los aspectos que más destaca y que también constan descritas son las canciones populares, esas cantadas en los espectáculos teatrales o de variedades. Así, La cocaína nos devuelve una realidad que no suele ser muy tenida en cuenta, aunque presente en la época. Aparece, pues, un incansable esfuerzo por la búsqueda de fuentes primarias que se manifiestan en las incontables notas al pie de página acercándonos a un libro con el rigor de la academia, pero con una contextualización tan buena que se hace accesible para cualquier lector.
Pero, ¿quién fue Edmond de Bries? Un artista que encarnó diferentes papeles de artistas cantantes femeninas de la época. Este trabajo lo combinó desde un principio con el de modisto. En el escenario, el rasgo principal que caracterizó a Edmond fue su perfecta imitación, la buena colocación de la voz haciéndole famoso su tema La japonesita. De esta forma, a lo largo de los años en que estuvo en los escenarios (gran parte del primer tercio del siglo XX) se fue especializando en el canto de las cupletistas. En un principio, su actuación se vio encuadrada como una variedad más. Con esto se hace referencia al teatro de variedades, que consistía en espectáculos de corta duración y baratos donde se alternaban imitaciones de cupletistas, como Edmond realizaba, o espectáculos de magia. De esta forma, acudir a estos espectáculos de variedades resultaba asequible a casi todas las clases sociales de la época, siendo un espectáculo muy popular. Mediante las imitaciones de las estrellas más reconocidas en el momento, como pone en la frase introductoria, todos los públicos podían visualizar (casi) el mismo espectáculo ya fuera de la mano de las celebridades o sus imitadores.
Sin embargo, con el paso de los años, la fama que alcanzó Edmond de Bries superó los límites y no era un simple imitador, sino que se presentaba como la estrella. Entre 1921 y 1923 recorrió toda España con su compañía, donde estaba también su hermana Magda a la cual vestía en los espectáculos. En 1924 cruzó el charco e hizo una gira por Norte y Sur América que duró dos años. Así, la vuelta de a España, especialmente en Madrid y Cartagena-donde había nacido-, fue uno de los acontecimientos que mejor recogió la prensa y Usó ha dado fe de ello.
A lo largo de estos años la prensa fue el principal receptor de noticias sobre sus actuaciones. Mientras que en un primer momento fue criticado en un gran número de medios, la prensa con el tiempo tendió a la normalidad y aceptación de sus actuaciones en las variedades. Así, la prensa actuó como transmisor de noticias y críticas que se fueron transformando y evolucionando a lo largo de los años. A pesar de esto, apareció en portadas de revistas gráficas donde constaba su nombre e imagen, entrevistas, publicidad que giraba en torno a su persona, etc. Pero toda fama tiene su ocaso, el de Edmond llegó en 1929 por diferentes razones especialmente por la presencia de otros imitadores que observando la gloria alcanzada le imitaron y por la aparición de otros géneros musicales diferentes a sus imitaciones. Con la llegada de la república el eclipse de su celebridad culminó, aunque fueron numerosos los pedidos como modisto para diferentes espectáculos.
A pesar de que la prensa es una de las fuentes fundamentales para la comprensión del personaje detrás de Edmond de Bries, otra de ellas es Álvaro Retana, conocido escritor de prensa gráfica de la época. Retana dejó entre su legado no solo un innumerable número de artículos y columnas, sino también un libro sobre el artista de Bries. Se aprecia la estrecha relación entre ambos, especialmente, en la reivindicación de su figura, como transformista, como artista que entretuvo a tantas personas, y que cayó en el olvido y fue sustituido por otros imitadores. Este libro puede considerarse como uno de los motivos por los que Edmond de Bries es el transformista español más conocido de la época (porque creedme, hubo muchos y si seguís leyendo lo veréis). Mediante un testimonio de la época, su figura resulta más cercana para cualquier investigador que quiera volver a saber sobre él.
Para terminar, he avanzado antes que hubo un alto número de transformistas en la época, incluso le destronaron de su trono. El transformismo como forma de presentarse ante un público en un escenario era algo común desde época mucho anteriores, remontando incluso a la edad media. Sin embargo, fue en la época moderna cuando encontramos características parecidas en el mundo teatral en el que también vivió de Bries, por lo que, teniendo unas características parecidas, es común encontrar en la península Ibérica otros nombres conocidos de imitadores de estrellas. Parece como si desde hace siglos, incluso hoy en día esto perdura, el mundo del espectáculo fuera la ocasión perfecta para la disolución de las identidades, donde los sexos se confunden, las apariencias engañan.
Por tanto, el libro de Juan Carlos Usó muestra a todo tipo de público una realidad sobre la que no se encuentra demasiado escrito. Un fenómeno del travestismo que continúa dándose hoy en día, con diferentes connotaciones apunto yo, pero en donde Edmond de Bries alcanzó niveles de celebridad parecidos a los de otras estrellas teatrales, como la mismísima Raquel Meller como se lee al principio. Os animo a todos vosotros a adentraros en una tarde de lectura -es lo que se tarda en leer- donde jugar a ser otra persona fue la actividad con la que se ganó la vida Edmond de Bries.